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Muchas veces calificamos a nuestros niños de inquietos, engreídos, torpes, flojos; etc.; pero debemos considerar que esto puede ser consecuencia de una Disfunción Sensorial, que es algo poco conocido aún, sin embargo como padres se debe identificar cual es la verdadera causa de estas dificultades, para poder ayudarlos a tener un desarrollo adecuado.

Una Disfunción Sensorial puede afectar las habilidades del niño para desarrollar diversas actividades: juego, aprendizaje y autovalimiento.

Esta dificultad está directamente relacionada con la madurez del sistema nervioso, y la manera como percibimos estímulos del medio ambiente para poder brindar una correcta respuesta.

Sin embargo existen ciertas causas que pueden bloquear este proceso, repercutiendo en un normal desarrollo,  manifestándose en comportamientos hiperactivos, agresividad, problemas de atraso motriz, pobre coordinación de movimientos, problemas de lenguaje, aprendizaje, falta de atención, concentración, pobre destreza y habilidad manual, de escritura, entre otros.

Estas dificultades afectan directamente su capacidad de aprender, su habilidad motora y su comportamiento y la manera como se relaciona con sus pares, lo que muchas veces genera en ellos sentimientos negativos de frustración, rechazo, ira.

A su vez estos problemas se traducen en dificultades en el jardín, la escuela, en el hogar y en el aspecto social de relación, puede deberse a una disfunción sensorial.

Debemos saber reconocer estos signos ya mencionados, de este modo poder prevenir y tratar diversas dificultades que puede tener como base una disfunción en Integración Sensorial.

¿Dónde acudir si encontramos estas características en nuestro hijo?

Si su niño presenta alguna de estas características o considera que pueda tratarse de una Disfunción Sensorial, consulte con un especialista, en este caso un Terapeuta Ocupacional, es la persona indicada para orientarlo.