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Cuando yo era niño, si tenia problemas de conducta mis padres me corregían a la «antigua»…
El uso de la disciplina severa y castigo físico en niños con problemas de conducta ha sido objeto de investigación en los últimos años . La mayoría de los análisis ha probado que el castigo físico causa más problemas que beneficios en los pequeños. Se mire por donde se mire; desde jalarle los cabellos o las orejas, entre otros que tal vez tú que lees este artículo estas recordando si lo viviste o lo escuchaste de otras personas, no es la fórmula sancionadora efectiva para educar a los niños con problemas de conducta. El castigo físico hace daño no solo a ellos, sino también a los padres y a toda la familia. Los efectos y los riesgos, así como las consecuencias de una educación basada en la sanción física no es aceptada en la actualidad donde se desea erradicar cualquier tipo de violencia.
Estas son razones por las que debes evitar castigar física o verbalmente si tu hijo presenta problemas de conducta:
1- Paraliza la iniciativa del niño, bloqueando sus emociones y limitando su capacidad para resolver problemas.
2- No fomenta la autonomía de los niños.
3- Ofrece la actitud violenta como un modo válido para resolver conflictos.
4- Daña su autoestima. Genera sensación de minusvalía y promueve expectativas negativas respecto a sí mismo.
5- Les enseña a ser víctimas. Equivocadamente, muchos creen que la agresión hace más fuertes a las personas que la sufren y ‘les prepara mejor para la vida’, pero sabemos que no sólo no les hace más fuertes, sino más proclives a convertirse repetidamente en víctimas.
6- Interfiere en sus procesos de aprendizaje y, por lo tanto, en el desarrollo de su inteligencia, sus sentidos y su emotividad.
7- Invita a NO razonar. Al excluir el diálogo y la reflexión, dificulta la capacidad para establecer relaciones causales entre su conducta y las consecuencias que de él se derivan.
8- Les hace sentir soledad, tristeza, y abandono.
9- Incorporan a su forma de ver la vida una visión negativa de los demás y de la sociedad, como un lugar amenazante.
10- Crea un obstáculo, un impedimento en la comunicación de padres e hijos. Daña los vínculos emocionales creados entre ambos.
11- Les hace sentir rabia, rencor, y ganas de alejarse de casa.
12- Engendra más violencia. Enseña que la violencia es un modo adecuado para resolver los problemas.
13- Pueden presentar dificultades para integrarse socialmente, es decir, para hacer amigos y jugar con los demás niños.
14- No se aprende a cooperar con las figuras de autoridad, se aprende a someterse a las normas o a transgredirlas.
15- Pueden sufrir daños físicos accidentales. Cuando alguien pega, se le puede ‘ir la mano’ y provocar más daño del que esperaba.
Por lo tanto es necesario compartir verdaderamente tiempo con sus hijos es en estos momentos donde el niño aprenderá a través de su ejemplo habilidades como la asertividad, el control de impulsos, la empatía, la tolerancia y sobre todo se cimentara las bases de su seguridad poniéndoles límites y dándoles responsabilidades.
¿Qué sienten los padres cuando aplican castigos físicos a sus hijos con problemas de conducta?
1. El castigo físico puede producir ansiedad y sentimiento de culpa, incluso cuando se considera correcta la aplicación de este tipo de castigo.
2. La violencia se expande. El empleo del castigo físico aumenta la probabilidad de que los padres muestren comportamientos violentos en el futuro en otros contextos con mayor frecuencia y más intensidad.
3. Impide su comunicación con los hijos y deteriora las relaciones familiares.
4. Cuando usan el castigo físico porque carecen de recursos alternativos, aparece una necesidad de justificación ante sí mismo y ante la sociedad. Al malestar por los efectos de castigo físico en los niños y niñas se suma la incomodidad de una posición incoherente o no fundamentada.
¿Podemos cambiar la violencia que vemos fuera de casa «desde casa»?
1. La aplicación del castigo físico aumenta y legitima ante las nuevas generaciones el uso de la violencia en la sociedad.
2. Genera una doble moral. A los adultos no se les puede agredir, a los niños y niñas sí.
3. Puede romper lazos familiares, rompiendo la comunicación entre sus miembros, e impidiendo que la familia se integre en la sociedad debido al contraste con la democracia.
4. Dificulta la protección de la infancia. Al permitir estas prácticas, la sociedad ‘abandona’ e ignora el derecho de protección de los niños y niñas.
5. Se educan ciudadanos sumisos, condicionados a ser siempre víctimas.
No dude en acudir a un psicólogo para niños y recibir ayuda profesional, en edades tempranas desde los 3 años se pueden brindar terapia de conducta y entrenamiento para padres, antes de esa edad puede solicitar una una terapia dirigida a ustedes como padres donde se le brindará pautas para una crianza sana y estrategias para redirigir las conductas inadecuadas si su hijo tiene menos de 3 años.